Movilidad eléctrica

¿Ha influido el confinamiento en la movilidad eléctrica?

Desde que en España se declarase el estado de alarma, nos hemos visto obligados a permanecer en casa y salir únicamente para realizar actividades esenciales. Bares, restaurantes y otros negocios han permanecido cerrados, mientras que muchas empresas han podido optar por el teletrabajo.

En estos momentos, resulta imposible predecir cómo cambiarán nuestros hábitos y costumbres a largo plazo una vez concluya esta crisis sanitaria. Lo único que tenemos claro es que tendremos que acostumbrarnos a una nueva normalidad. ¿Se verá afectada la movilidad eléctrica? ¿Será el despegue definitivo de los vehículos eléctricos? Estos son algunos puntos a tener en cuenta:

Disminución de la contaminación

El confinamiento ha hecho que disminuya drásticamente la cantidad de vehículos en circulación y la actividad industrial en general. Este parón ha propiciado una reducción considerable de las emisiones nocivas en todo el mundo. Mantener nuestro planeta así de limpio nos hace replantearnos qué tipo de movilidad queremos fomentar. Más aún teniendo en cuenta que, según un estudio de la Universidad de Harvard, las zonas con mayor polución presentan una mayor mortalidad por Covid-19.

La razón radica en que una atmósfera más sucia aumenta el riesgo de sufrir problemas respiratorios y, por tanto, de que las consecuencias de padecer el virus se agraven. Así que si verdaderamente queremos seguir respirando un aire limpio, parece sensato apostar por el transporte eléctrico y reducir paulatinamente los vehículos de combustión.

Precio del petróleo

Una de las ventajas del vehículo eléctrico es que su mantenimiento es más económico porque la electricidad es más barata que el combustible. El desplome del precio del petróleo podría acabar con ese beneficio en mercados como el estadounidense, que se caracteriza por un bajo nivel de impuestos. Pero en Europa, el precio de la gasolina y del diésel está agravado con más impuestos, así que la caída del crudo no tendría tanto impacto como para influir en las ventas de automóviles eléctricos. Es decir, la carga eléctrica seguiría siendo más económica.

Medidas de distanciamiento

Las medidas de distanciamiento durante el confinamiento se seguirán conservando durante un tiempo. Esto implica que se reducirán las plazas disponibles en el transporte público y que aumentará el uso del transporte privado. Sin embargo, no todos los pasajeros podrán desplazarse en moto o en coche, así que también jugarán un papel fundamental las bicicletas y los patinetes eléctricos. Es decir, la micromovilidad eléctrica.

Coches eléctricos

Antes de la pandemia, los vehículos eléctricos se encontraban en plena expansión. Gracias al aumento de su autonomía y a la reducción del tiempo de carga, las ventas habían experimentado un incremento global continuado en los últimos años. De hecho, 2019 fue el año en el que más coches eléctricos se vendieron (casi 2,2 millones de unidades; un 10 % más que el año anterior). De ellos, el 76 % eran 100 % eléctricos y el 26 % restante híbridos enchufables; lo que pone de manifiesto la preferencia por los coches eléctricos puros.

Además, la cuota de mercado de este tipo de vehículos pasó de un 2,1 % (2018) a un 2,5 % (2019). Es decir, uno de cada cuarenta coches nuevos vendidos era eléctrico. Con estos datos en la mano, parecía indudable que los vehículos eléctricos continuarían en pleno ascenso. Sin embargo, esta crisis ha afectado a su expansión y no todos los estudios coinciden en si sus consecuencias serán positivas o negativas para este sector, al menos a corto plazo.

¿Te unes a la movilidad eléctrica?

La actual crisis sanitaria ha evidenciado aún más la necesidad de seguir apostando por la movilidad eléctrica a nivel mundial. Para ello, es necesario apoyar esta industria para recuperar los niveles de producción y demanda anteriores a la pandemia. Solo así conseguiremos que a largo plazo, coches, autobuses, bicicletas y patinetes eléctricos sean una realidad en nuestras carreteras.

 

Fuente: Pasión Patinetes, cortesía de Ana García.

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