Hace ya unos años que la opinión pública y, sobre todo, la legislación que ha ido aprobando el Gobierno, han ido encaminadas a “demonizar” las energías renovables. Con el argumento de que son energías caras, y que aumentan el déficit eléctrico, la Administración ha aprobado diferentes regulaciones de cara a reducir las primas a las energías incluidas en el llamado Régimen Especial.
¿Es cierto que las energías renovables son caras?
Es cierto que las energías renovables eran más caras en sus inicios, pero ¿no era también más cara la energía procedente de cualquier fuente en su fase de desarrollo? Hay que tener en cuenta que desarrollar cualquier tecnología supone una inversión. En España, estamos pagando esa inversión. ¿Es eso malo? No necesariamente.
Podríamos concluir que existen puntos positivos a favor de incrementar la inversión en energía limpia. Ya que consideramos que la energía solar, o la eólica, reducen el precio de la electricidad en el mercado. Y que, además, ayudan a disminuir nuestra dependencia de combustibles fósiles importados,
Por otro lado, lo que tiene todavía menos sentido es que después de pasar años invirtiendo en tecnologías limpias incipientes, y ver que se van asentando, pongamos impedimentos a su expansión. Incluso cuando algunas ya son rentables sin primas. Todo esto sin tener en cuenta el daño que la retroactividad sobre las primas a las renovables ha producido sobre la inversión; tanto extranjera como nacional.
¿Qué hay detrás de esta política energética?
Lamentablemente, en nuestro país, no existe una planificación energética a largo plazo. Se van sacando regulaciones que “parchean” lo que el Gobierno y las Compañías de Referencia consideran en cada momento. Y esto no da seguridad ni a los inversores ni a los propios consumidores. Puesto que, en la mayoría de los casos, no comprenden por qué cambian las tarifas casi dos veces al año.
Lo que es indudable es que las grandes distribuidoras españolas han apostado e invertido en tecnologías (ciclo combinado, centrales térmicas) que no pueden rentabilizar si en el mix energético se incrementa de manera plausible el componente renovable. Es por ello que, de algún modo, no interesa que las tecnologías renovables sigan creciendo.
Sin embargo, esto es imparable. Nuestros vecinos europeos lo saben y cada vez aumentan más las inversiones en instalaciones fotovoltaicas, eólicas o termosolares. Ya que, además de mejorar el medioambiente, las energías renovables reducen el precio de la electricidad en el mercado eléctrico.
En definitiva, necesitamos una planificación energética a largo plazo donde se contemple cuál debe ser el papel de las energías renovables.